28 junio, 2011

Un instante



Hay momentos en los que me gustaría detener el tiempo.
Cada vez más se trata de momentos pequeños, momentos en los que no estoy en ningún lugar especial, ni haciendo nada del otro mundo.
Esta calurosa tarde de junio, en el campito, escuchando el sonido de decenas de pájaros sobre el bambú y el rumor de los sauces al lado del estanque, el cielo azul plomo, nosotros leyendo en el porche, la música de Manuel y Jara tumbada a mis pies... Ha sido uno de esos momentos.

Nada especial, ya sé, pero durante esos breves instantes en los que levanté la vista del libro, sentí una infinita paz interior, un sosiego absoluto, la ausencia de dolor, de angustia, de miedo o preocupación. No había pasado ni futuro en ese instante, no había ninguna ciudad, ningún paisaje, fuera de allí. No había personas, ni recuerdos, ni nostalgias, ni añoranzas, ni deseos. Nada. Sólo esa sensación de plenitud, de no necesitar nada más, de tener todo lo que realmente importa. En ese preciso, precioso instante. 

  

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24 junio, 2011

Hombres pequeñitos

30 mujeres, treinta, asesinadas por sus parejas en España, en lo que va de año.
Parece un número, una cifra, un dato, pero es mucho más, claro.
Es el fracaso de una sociedad, el desatino, el colmo de la estupidez humana -ni siquiera me atrevo a calificarlo de crueldad- ¿puede el ser humano ser tan cruel?, el no va más de la ruindad, del empobrecimiento del alma, de la incapacidad, y la torpeza.
Nos vamos acostumbrando a las cifras, en este tipo de noticias, y ya casi ni siquiera podemos imaginar el calvario por el que, antes de morir, tuvieron que pasar estas mujeres, por el que están pasando en estos precisos momentos muchas otras, que quizás también morirán después de estar muertas mucho tiempo.
Ni siquiera podemos imaginar sus días de dolor y humillaciones, de castigos físicos o psíquicos a los que son sometidas, sus miedos terribles, sus inseguridades, los monstruos a los que se enfrentan cada día, sus pesadillas, el temblor y el temor continuo en el que viven.
No podremos presumir nunca de logros alcanzados a nivel social, mientras existan ciertas formas de vida a nuestro alrededor, mientras podamos convivir, admitir, resignarnos y soportar que se sigan infligiendo torturas y vejaciones a ningún ser humano.
Hoy me lleno de dolor y de rabia contra estos hombres pequeñitos y la sociedad que los tolera.


Imagen: Benjamin Lacombe


Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
suelta a tu canario que quiere volar.
Yo soy tu canario, hombre pequeñito,
déjame saltar.

Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito porque no me entiendes
ni me entenderás.

Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
ábreme la jaula, que quiero escapar;
hombre pequeñito, te amé media hora,
no me pidas más.


Poema: Alfonsina Storni


 



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22 junio, 2011

Compañeros de viaje


"No hay cuentas más inútiles que las que se echan sobre lo que no vuelve. El tiempo, la misma vida. ¿Vuelve lo vivido en el viaje? Depende. Tal vez si lo escribes. No siempre, no por fuerza. Lo que nos ha dado la gente con la que hemos compartido nuestro tiempo raras veces se cuantifica; queda ahí como un poso, una madre que no siempre es fácil de comunicar a nadie. Es nuestro mejor trofeo. Hemos viajado para eso."
Miguel Sánchez-Ostiz

 

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18 junio, 2011

Cardiograma



-Descríbeme su corazón.
-Parece un lago helado
             en el que se va borrando
             el rostro del niño que un día fue.


Kirmen Uribe


 

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15 junio, 2011

La alegría de lo inesperado


A veces una se encuentra con sorpresas muy agradables, así de repente.


Un programa de radio, buena literatura, excelente música y sugerentes comentarios. 
Un buen refugio de lectura y música para evadirse del caos cotidiano.

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13 junio, 2011

Desde fuera

Me ha emocionado el tratamiento y la visión que, del "Movimiento 15-M" tienen más allá de nuestras fronteras...



¡Qué cansados/as de todo estamos muchos/as!
¡Qué indignados contra los poderes!
¡Qué hartos del mundo que hemos ido construyendo!
¡Qué aburridos de manipulaciones, mentiras, ansias de poder, de la deshumanización impregnándolo todo, de la insolidaridad, de la injusticia, de la falta de visión a largo plazo, que tienen la mayoría de los que nos gobiernan a lo ancho y largo de este mundo!

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10 junio, 2011

De placeres y vicios


Ahora, que por enésima vez en mi vida, intento abandonar -de una vez por todas- uno de mis placeres, cae en mis manos -juro que por azar- un librito de Italo Svevo, que lleva por título: Del placer y del vicio de fumar (Gadir).
Svevo fue fumador tenaz y dedicó muchas de sus páginas al tabaco. Intentó abandonar, muchas veces, ese vicio y ese placer y al fin murió, atropellado en un paso de cebra, a los 67 años. 
Nunca renunció al placer de fumar, no, pero tampoco al placer sutil y desesperado de dejar de fumar.

"Si no fumo en tres meses, ¿me darás un beso? -preguntó Svevo a su prometida Livia Veneziani. Livia dijo que sí, y a los tres meses Svevo fue a verla para que le diera el beso. Livia se lo dio pero Svevo había seguido fumando. "Un beso dado no es nunca un beso perdido" escribió.
Los médicos le aconsejaban que lo dejase, claro, pero él dijo que sólo lo dejaría por Livia "en el fondo, mi vida es una parte (pequeña) de nuestro amor y yo la cuido no por egoísmo, sino por amor". Tampoco lo dejó por ella. 
Svevo sentía una gran indiferencia por la vida, que era la esencia de su vida intelectual y esta indiferencia justificaba de sobra sus deseos de fumar. Pero también estaba muy enamorado de Livia y su amor por ella le llevaban, una y otra vez a replantearse su vicio, a hacer promesas definitivas, a dejar el cigarrillo una y otra vez. Sin embargo, cualquier gesto que no le gustara de ella, le hacían encontrar la excusa perfecta para volver a cogerlo.
Extractos de diarios de Svevo y fragmentos de sus obras, en los que el autor refleja su pasión y su lucha con lo que fue uno de sus grandes vicios y sus grandes placeres.

 

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06 junio, 2011

VII Encuentro de Animadores a la lectura

Primer día
2 de junio de 2011, jueves

El bosque se llena de niños y niñas desde primera hora de la mañana. 
Expectantes, inquietos, curiosos, se dejan seducir por las historias que parecen crecer entre los árboles, emerger   del río, descolgarse de las nubes que juegan a aparecer y desaparecer entre las altas cumbres de los montes de Gredos.
Los contadores de historias despliegan alas de pájaro y colores de mariposa, los libros surgen entre las piedras, sobre las ramas, bajo las copas.
Amalia, Cecilio, Primigenius, Rodorín, Dos de las tres , Alberto, Federico, Raúl...
Hoy por la mañana, es el bosque para y de los niños.


La noche, sin embargo, trae a Lorca.


Segundo día
3 de junio de 2011, viernes

Hay 7 razones para descubrir un libro y tantas miradas como ojos que contemplen sus páginas. Hoy por la mañana, en el bosque de Riocantos, son dos miradas sobre 7 libros, 14 miradas, más las de las 40 personas que se sentaron a escuchar bajo los árboles.

Gustavo Puerta y Pepe Morán hablaban de:
El gran libro de los cuentos para niños de Franz Hohller, Patapuf y Filifer de André Maurois, El persa ese desconocido de El Persa, El secreto de Garmann, de Stian Hole, Allá lejos, más allá del río de Juri Korinetz, Helena o el mar de verano de Julián Ayesta, Emigrantes de Shaun Tan y El libro salvaje, de Juan Villoro

Por la tarde comenzó, el bosque, a llenarse de gente, Gente venida de distintos lugares más o menos cercanos, viejas y nuevas caras a la cita del bosque.
A la cita con las canciones inolvidables de la poeta argentina María Elena Walsh, interpretadas por Tres eran tres.
A la cita con el escritor zamorano Jesús Ferrero.
Y cuando, más tarde, cayó la noche sobre el bosque a una cita de campanas y cantos.
Señoras y señores con ustedes Llorenç Barber.


Tercer día
4 de junio de 2011, sábado

Emilio Pascual es el gran y eterno lector del Quijote. También es editor y escritor, poeta, crítico y autor de un libro fundamental para la adolescencia: Días de Reyes Magos.
Emilio habla, en estas tempranas horas matutinas, con el bosque aún con más sombras que luz de Mark Twain.

Hay tiempo también para escuchar cuentos, de la voz de Victor González, asistido por Samuel Alonso y Federico Martín. 
Leen cuentos de Víctor, asistentes y asistido, para encontrar remedio a algunos males del cuerpo y el espíritu. 

Tarde de premios y talleres, de intercambio de experiencias, de confidencias, de libros, de recomendaciones, de sugerencias, de búsqueda, de otra vez y otra vez y otra vez.

Noche de Huckleberry Finn en el teatro.


Cuarto día
5 de junio de 2011, domingo

El domingo por la mañana, el bosque, tiene siempre algo de nostalgia precipitada, de despedida anticipada, de adioses a largo plazo.

Tiene también la voz acariciadora y envolvente de Eliacer Cansino, acunando palabras e ideas, recitando, leyendo, contando, enseñando. 

Tiene también espacio para los cuerpos de Nesquens y Antígona.

Y, para decir adiós, "Cómo todo lo que nace", en versión libre y teatral de los Ultramarinos de Lucas con su espectáculo: ¿Cuándo? para niños y niñas muy pequeños/as y para personas de corazón grande.


Las despedidas son siempre tristes, sí, también entre los árboles. Pero regresamos a casa con las maletas llenas de deseos, de palabras, de canciones, de gestos, de cerezas, de libros y lecturas, de poemas y olores y sensaciones. Para poder seguir en el camino, para ser de nuevo uno, y otros, y más.

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02 junio, 2011

Retrospectiva


"Llegada a este punto soy consciente de que no acabo nada de lo que empiezo" -me decía S. hace unos días, sentada ante un trozo de pastel sin terminar-.
"Esta inconstancia me persigue desde pequeña, desde aquellos castillos de arena que comenzaba a construir, llena de ilusión, en la playa y que dejaba a medio hacer sin torres ni almenas.
Desde aquellas primeras aficiones que comencé a cultivar y que fui abandonando poco a poco en el camino.
Desde aquella primera carrera universitaria en la que tenía puesta mil ilusiones de futuro, y que dejé a medias olvidando lo poco que aprendí.
Un día, de repente, descubrí que lo mío era la música. Me matriculé en una escuela para aprender a tocar el piano. A duras penas, me mantuve allí 2 años y ahora, el piano que compré con tantas ilusiones y esfuerzo, yace en un rincón cubierto de libros y polvo. No he vuelto a abrir la tapa.
Otro día pensé que lo mío era el arte. Me apunté a clases particulares de dibujo, compré cuadernos, lápices, todo tipo de pinturas, un caballete y una bata blanca que se llenó de manchas de colores. Todavía conservo algunos de los bocetos que hice en los seis meses que aguanté en aquella escuela.
Decidí aprender idiomas y conseguí llegar al último curso de 2 idiomas importantes y al segundo de dos idiomas sin apenas utilidad práctica.
Luego decidí dedicarme a la escritura. Comencé un libro de poesías y una novela, un diario y una historia epistolar, un cuento infantil y una obra de teatro. Hace unos días encontré, haciendo limpieza, algunos de aquellos textos desordenados en una carpeta de flores que yo misma había realizado en un curso de encuadernación al que también asistí durante otro tiempo.
Empecé otra carrera, intenté traducir del italiano la obra de un amigo, sembré algunas flores y plantas para diseñar un jardín japonés, planté un huerto del que nunca obtuve nada, me compré una cámara fotográfica para dedicarme a la fotografía artística, fui a clases de cocina francesa, canté en un coro, formé un grupo de teatro con el que nunca estrenamos una obra, tuve mis devaneos con la política, hice mis pinitos en una radio local, me dediqué un año al interiorismo decorando casas de amigos y viajé por muchos países buscándome a mi misma sin encontrarme...
Llegado a este punto S. se quedó en silencio y fijó su mirada en algún punto lejano en el horizonte. Después de un largo rato, añadió -"mi vida ha estado marcada por la inconstancia, y ahora, más o menos en la mitad del camino me doy cuenta de que no he hecho nada, no he conseguido nada, no he apostado por nada ni concluido nada..."
Yo también me quedé en silencio mientras la imaginaba: viajando, decorando, actuando, tocando, traduciendo, escribiendo, dibujando, encuadernando, sembrando, leyendo, cocinando...viviendo
Mientras la imaginaba, de pequeña, sentada en la arena, construyendo un castillo sin torres ni almenas.

 

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